Sus habitaciones, tres en total, todas con un encanto singular, combinan la calidez de lo rústico con el confort, creando un alojamiento único, acogedor y relajante. La luz natural baña los espacios, resaltando la belleza de los materiales nobles y los detalles que evocan la herencia vasca. En la parte trasera de la casa, una terraza panorámica se abre a un jardín de 1.500 m², un remanso de paz con vistas a la montaña de La Rhune. Un espacio ideal para disfrutar del aire puro, leer un libro o simplemente contemplar el paisaje. Cada mañana, el desayuno te espera con una selección de productos frescos, caseros o locales. Puedes disfrutarlo en el acogedor salón o en la terraza al aire libre, acompañado por el canto de los pájaros. La baguette y las viennoiseries son elaboradas por Sébastien Fagoaga, el maestro panadero responsable del famoso gâteau basque. Los zumos son frescos y artesanales, el café proviene de tostadores del País Vasco y los yogures son producidos en una granja local de Sare. Un desayuno completo y delicioso, servido a partir de las 8.30h.